sábado, agosto 08, 2015
Madrugada
Te levantas a las 4 de la madrugada sin saber por qué. Vas al computador, prendes la pantalla y no sabes lo que ves. Ahí está, un mensaje que no sabes de donde vino, que no sabes de quién es. Dice tu nombre con letras mayúsculas y que no voltees a ver. Te quedas pegado en tu asiento sin pensar en nada más que el mensaje que ves. Intentas cambiar la pantalla, abres otra pestaña, pero el mensaje vuelve a aparecer. Sientes un frío en la espalda y un cosquilleo recorre tu piel. Cierras los ojos, tiemblas, transpiras y vuelves a ver. El mensaje no está, fueron los nervios y el estrés que jugando con tu mente están. Apagas la pantalla, te levantas del asiento y decides descansar. Al voltear te das cuenta y entiendes lo que ves. Ahí está, de pie frente a ti, te mira a los ojos, no hay nada que decir, no hay dónde correr... no hay nada más que hacer...
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